top of page
HOME%20(4)_edited.jpg

inconscientemente responsables

columna DE OPINIÓN 

María_Paula_Londoño.jpg

Maria Paula Londoño Montoya

Instagram: @mariapaulalon8

- Todo me gusta de Puerto Colombia, mami. Toda mi vida he vivido acá. A mí me dicen, ¡hey!, te voy a regalar una casa de dos mil millones de pesos en Bogotá, y te digo, no, prefiero vivir en un ranchito pero en Puerto. Lo único es lo que ya sabemos –.​

​

Es pan de cada día el que grandes cantidades de basura inunden las playas de Puerto Colombia, Atlántico. Sucede como por arte de magia, como si ‘chasquear` los dedos fuera suficiente para lograr que toneladas de desechos reposen, sin más, sobre la zona costera del territorio. Una vida a la orilla del mar, en este caso, no es la utopía que todos, en algún momento, hemos contemplado alcanzar.

 

Sus habitantes y turistas ya están acostumbrados. Desarrollaron la capacidad de pasar el fin de semana en las playas bajo el inclemente sol y a muy altas temperaturas, a centímetros de todo tipo de residuos y malos olores: elementos plásticos, orgánicos y maderables, sedimento, tarulla, vidrios, armas, alambres, pañales, ropa, zapatos, balones y hasta restos animales y humanos. Además de mover la basura con sus manos, sin fastidio ni reparo, con tal de tener una foto que postear en la internet al final del día. Me atrevo a asegurar que esto no está bien. No por lo que hacen, sino por lo que, desde hace mucho, les hemos venido haciendo.

​

Puerto Colombia fue uno de los lugares más importantes de Colombia por su valor histórico, en su momento. Pero con el tiempo fue reducido a ser un destino meramente turístico. Cuenta con aproximadamente 18 kilómetros de costa. Todos los días, al bajar la marea, quedan en sus playas todas las basuras que son producidas al interior del país y desechadas, sin remordimiento, al río Magdalena, a lo largo del territorio nacional. Esto desemboca en el mar Caribe y a partir de ahí las corrientes hacen su trabajo. – No es problema nuestro que dicho municipio esté mal situado geográficamente –, podríamos decir nosotros, – ni es problema nuestro que la inconciencia los lleve a destruir todo a su paso  –, podrían responder ellos. Lastimosamente no es posible entender otras realidades, ni dimensionar otras gravedades, hasta que no lo vivimos en carne propia.  

​

Las personas en Puerto vivimos de la pesca.

Aquí no tenemos muchas opciones.

Si pescamos, comemos, sino pescamos,

nos vamos en blanco.

Llegando solo de mi casa hasta aquí

ya vengo perdiendo el partido

​

Las afectaciones por contaminación son múltiples. – Las personas en Puerto vivimos de la pesca. Aquí no tenemos muchas opciones. Si pescamos, comemos, sino pescamos, nos vamos en blanco. Llegando solo de mi casa hasta aquí ya vengo perdiendo el partido –, expresa Cristian Altamar, pescador artesanal oriundo de la zona. La labor de la pesca, al igual que las demás actividades económicas que mueven Puerto Colombia, se ha visto perjudicada. La acumulación de residuos ha afectado el ritmo habitual de los pescadores y los peces en sus trayectos sobre el caudal, por poner solo un ejemplo. – Es que antes la pesca era demasiado bella, pana, era frondosa. Le quedaba a uno para todo, ahora a duras penas suplimos lo de la gasolina –, afirma, con nostalgia, Altamar.

​

Como Puerto Colombia existen muchas poblaciones y municipios que atraviesan la misma situación y experimentan las mismas condiciones y adversidades. ¿Cómo podría usted darle solución a un problema del cual no es responsable? Los porteños piden a gritos que contemplemos otras alternativas en cuanto a lo que a manejo de elementos residuales se refiere. Porque, hoy son ellos la ‘canequita’ de todo el país, mañana podríamos ser todos.

bottom of page